Como lo afirman diversos estudios, el contenido de la expresión “patrimonio cultural” ha cambiado bastante en las últimas décadas y no se limita a monumentos y colecciones de objetos, sino que comprende también tradiciones o expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a nuestros descendientes, ya sean tradiciones orales, actos festivos, saberes y técnicas vinculadas a la artesanía tradicional, entre otras.
Es conocido también que, aunque es probada su fragilidad, el patrimonio cultural inmaterial es importante factor de mantenimiento de la diversidad cultural frente a la creciente globalización que se vive en el mundo contemporáneo. Por esa razón, la comprensión del patrimonio cultural inmaterial de diferentes comunidades, contribuye al diálogo entre culturas y promueve el respeto hacia otros modos de vida.
Se considera que esta forma de expresión patrimonial se basa en el cúmulo de conocimientos y técnicas que se transmiten de generación en generación, lo cual encierra un alto valor social y económico, resultando pertinente para los grupos sociales de la nación y reviste la misma importancia para los países en desarrollo, que para los países desarrollados. Es a la vez que tradicional, contemporánea y viviente. Es además integradora, al poder compartir expresiones que son parecidas a las de otros regiones; también resulta representativa, pues no se valora simplemente como un bien cultural, pues florece en las comunidades y depende de aquéllos cuyos conocimientos de tradiciones, técnicas y costumbres, se transmiten al resto de la comunidad, de generación en generación.
Por eso es que este patrimonio cobra validez si es reconocido como tal por las comunidades, grupos o individuos que lo crean, lo mantienen y transmiten, pues sin este reconocimiento, nadie puede decidir por ellos que una expresión o un uso determinado, forme parte de su patrimonio, o sea, de su cultura propia.
Los dilemas que representan la conservación del patrimonio por un lado, pero también el sentimiento de pertenencia por el otro, se convierten en tarea pendiente a resolver en los momentos que la significación de lo cultural, abarca toda forma de manifestación.
Si en el camino de rescates de tradiciones estamos, bien merece la pena reflexionar en qué es necesario repensar para vitalizar esta tradición y cómo proyectar acciones que sirvan de valor agregado al producto turístico, en el que pueda mostrarse a los turistas lo genuino de la cultura local e involucrarlos como participantes en esta manifestación cultural, que es muestra viva de lo que somos.
Es un precepto que ratifica la idea de que no se necesita crear una cultura nueva para mostrar a los turistas, sino explotar todas las potencialidades con que contamos al máximo, para insertar a los turistas, en la cultura que es más nuestra, mientras más pueda mostrar los valores genuinos con que contamos.
Fuentes consultadas: https://www.monografias.com/trabajos96/rescate-tradicion-cultural-local-su-valor-como-potencial-turismo/rescate-tradicion-cultural-local-su-valor-como-potencial-turismo.shtml